El
TLC,
Tratado de Libre Comercio con USA es precisamente un tratado donde
dos países buscan crecer comercialmente y hacer un intercambio de
bienes y servicios con un mínimo de pago de aranceles por la
importación y exportación de esos productos, bienes y servicios, y,
cabe señalar que es necesaria la firma de estos tratados. Hasta aquí
muy clara la ecuación, pero lo que se debe analizar, debatir y
pensar es cómo se hicieron esas negociaciones, en qué términos y a
qué precio.
Por
ejemplo,
de USA hacia Colombia vendrán productos muy bien empacados, con
tablas nutricionales bien elaboradas y con todos los requerimientos
fitosanitarios que exige el INVIMA, el ICA y las Secretarias de
Salud; pero llenos de grasas sobresaturadas, azucares refinados y
toda clase de preservantes que nuestro organismo, por estar adaptado
al trópico, reaccionará de manera brusca, alterando nuestro
metabolismo e incrementando los niveles altos de colesterol,
triglicéridos y azucares y propiciando la obesidad infantil.
Eso
por el lado de la salud, qué
decir por el lado del campesino que en nuestro país no recibe ningún
tipo de subsidios ni garantía de comercialización de sus productos,
mucho menos de una asistencia técnica especializada, ni de
capacitaciones periódicas para tener una operación de
costo-beneficio a su favor; como si lo tiene el gran agricultor
Americano, pues el campesino gringo común y corriente anda como el
nuestro, vaciado.
El
Estado
Americano tiene grandes subsidios para los grandes agricultores y
empresarios que son los que se beneficiarían con este tipo y modelo
de tratados comerciales. Por ejemplo. De USA nos llegarán los
cuartos traseros de pollo: pierna perniles y rabadillas, pues el
gringo no se come sino las pechugas y lo demás es desechado, esos
cuartos traseros vendrán a un precio cero y sin aranceles, lo que
significa que cualquier precio será ganancia para el gringo.
Así
las cosas, una
familia de bajos ingresos no volverá a comprar pollo campesino, o
pollo semi criollo o los que sacan cada fin de semana a vender puerta
a puerta, pues será muy costoso en comparación con una docena de
perniles que llegarán bien empacados, refrigerados y ya cortados y
hasta con aliños. Por lo tanto, el campesino nuestro ira en pérdida
creciente y no valdrá la pena engordar pollos, pues los costos del
concentrado lo llevará a perder su capital de trabajo.
Ni
qué
decir del tema de las medicinas, donde los gringos lograron negociar
patentes por cinco años y no por dos años como lo establece la OMC
(Organización Mundial del Comercio), esto quiere decir que si una
empresa farmacéutica fabrica un medicamento tendrá dos años para
su comercialización y después será patrimonio de la humanidad y de
ahí es que salen los genéricos que son más baratos, en comparación
con el producto comercial que es más costoso.
Un
medicamento genérico
para controlar el azúcar está entre dos mil y seis mil pesos,
mientras que el comercial está alrededor de treinta y cuarenta mil
pesos, dependiendo el territorio donde se compre. Las farmacéuticas
gringas lograron negociar por cinco años esas patentes lo que
significa que serán súper costosas las medicinas comerciales,
mientras se logran terminar el plazo para la elaboración de los
genéricos y ninguna EPS podrá suministrar dichos medicamentos por
lo costosos.
Así
sucederá también con muchos otros cientos de productos. Y ni qué
decir de aquí para allá, donde muchas empresas todavía no cuentan
con la logística ni infraestructura sanitaria para cumplir con la
FDA que es la agencia que regula la entrada de productos a USA y que
son bien exigentes y se toman el derecho de admisión y sino cumplen
con los requerimientos, inmediatamente decomisan dichos productos
para su destrucción y ni siquiera se considera la devolución.
Ha
faltado por tanto, más socialización de este modelo de TLC, sus
contenidos, que la mayoría desconoce y las implicaciones que podrían
traer para pequeñas economías como la nuestra y que solo ira a
beneficiar a los grandes industriales que si podrán implementar los
requerimientos que necesita un mercado de más de 350 millones de
consumidores exigentes y que pagan por un buen producto.
Tenemos
muy buenas materias primas, pero no hemos dado el paso para aprender
a industrializarlos y sin esta operación
estaremos próximos a ser saqueados de lo más valioso, que son
nuestros productos casi naturales a cambio de recibir cualquier
cantidad de chatarra y donde nunca hemos sabido cómo se negociaron
los artículos de dicho tratado que tiene defensores y detractores,
hasta tanto no se logre proteger al campesino y al pequeño
productor.
Queda
entonces la pregunta de qué hacer ? Primero, conocer a fondo qué
fue lo firmado, qué contenido tiene y en qué condiciones fue
negociado. Segundo, nos corresponde hacer alianzas estratégicas
entre todas las entidades sociales y con los nuevos alcaldes y
gobernadores diseñar estratégicas locales y regionales como la
pulverizadora de Lácteos, el Frigorífico regional, tipo exportación
de carnes, masificación de gas, planes regionales de aguas y lo más
importante, nuestra lucha incansable por la pavimentación de la vía
Málaga-Curos que será nuestra lucha diaria para que se asignen los
recursos prontamente y el apoyo a iniciativas locales y asociatividad
de pequeños y medianos productores para contrarrestar los efectos
duros del TLC.
(*)
P.
Mario Cárdenas
Director
Pastoral Social Málaga-Soatá
MBA
Universidad de Phoenix, USA