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martes, 3 de abril de 2012

“LIBERTAD CON LIMITES Y LIMITACIONES”

                   
Por Rev. Mario Cárdenas Suárez (*)

Día histórico para Colombia el 2 de Abril del 2012 por la liberación de los secuestrados después de más de una década de cautiverio. Fue una gran noticia para toda Colombia, pero con un sello de asombro y vergüenza ante el mundo que registró la noticia con un sabor agridulce. El mundo celebra la liberación así como nosotros, pero también el mundo y millones de colombianos queremos saber, quién va a restituir todo este tiempo de cautiverio a los secuestrados? Quién o qué entidad del gobierno, fundación u organización se va a encargar de su adaptación al nuevo entorno que han encontrado?, quién va a hacer un acompañamiento psicosocial con inclusión, donde los secuestrados puedan ir asimilando la nueva realidad?

Está dispuesto el gobierno a realizar una estrategia humana y digna para ver recuperados a estos miembros de las Fuerzas Armadas y realizar la indemnización correspondiente por tantos años de servicio pasivo? Cómo las FARC van a restituir el daño ocasionado a estos compatriotas y sus familias? Son interrogantes que deben tener respuesta pronta para ver que estos liberados no queden más en la lista de otros cientos de liberados que hoy no han recibido lo prometido, en medio de la algarabía de la celebración por su liberación.

Son secuelas crueles del conflicto, un conflicto que no ha tenido sentido, sino barbarie, crueldad en sus métodos, políticamente vacío, sin ningún componente social que haya llevado a las comunidades sufridas a un cambio de sus condiciones de vida, sino dolor, angustia y desolación y lo más cruel, el ametrallamiento del don más grande que Dios ha puesto sobre la tierra: el Don de la Vida Humana.

Un gran tema de reflexión para estos días Santos y de Pascua, donde contemplamos la verdadera respuesta a la solución del conflicto colombiano: JESUCRISTO. Él es el verdadero líder de la Paz y la Justicia. Él es el único que nos brindaría una paz duradera, porque el mismo supero la muerte, la crueldad, la ignominia y la indiferencia.

Lastimosamente, en nuestros líderes políticos no hay cabida para que Jesús sea el que guíe la solución del conflicto armado que cada día deja más mutilados, viudas, huérfanos, desplazados y amenazados.

El día en que el gobierno y los grupos armados logren profundizar que el Evangelio es el secreto para lograr la paz, podremos los colombianos tener esperanza de que se logrará un acuerdo humanitario. Por qué? Porque en el Evangelio esta la metodología para la solución de los conflictos sociales, primero porque Jesús es el Príncipe de la Paz y su propuesta esta en el reconocimiento del otro como imagen de Dios.

En la perspectiva política, las partes ven al otro como el enemigo; en el evangelio Jesús asume el perdón, sin perder la memoria y sin actitud de hipocresía; en lo político el perdón viene acompañado de la doble moral, perdono pero no olvido, y porque desde lo político se busca una negociación de la paz, con prebendas de lucro y de participación burocrática.

Desde el  Evangelio se perdona 77 veces 7, es decir, siempre, sin importar el daño, pero con justicia, es decir, el perdón debe llevar un componente de reparación y derecho a la verdad, aspecto que no se cumple en Colombia, donde los niveles de impunidad son más del 90%.

El evangelio nos da la oportunidad de conocer a Jesús, de celebrarlo, de seguirlo, de tenerlo cerca desde su Iglesia, desde los Sacramentos y desde los ministros y desde su pueblo.

El Santo Padre, los Obispos y Sacerdotes son proclamadores de la Buena Nueva del Evangelio, que nos conduciría a la vivencia de la verdadera paz; desde lo político falta que nuestros dirigentes y guerrilleros conozcan mucho más a Jesús, que conozcan y vivan la fe que manifiestan profesar.

El día que los dirigentes puedan convertirse y servir al pueblo, sin buscar procesos de corrupción como alternativas de solución, podremos decir que estamos preparados para una negociación de paz con sentido social y sostenida en el tiempo.

Así mismo, cuando los violentos sepan escuchar la voz del Evangelio podrán estar seguros que Jesús no vino de los celotes, sino de Dios, que Jesús no era un revolucionario violento y con armas, sino un  revolucionario de la Caridad, del Perdón y del Amor.

"Vengan a mi todos los que estén cansados y agobiados que yo los aliviare y les mostrare el camino de la libertad". Seguiremos entonces pidiendo la liberación de los 407 colombianos que se siguen "pudriendo" en las selvas colombianas y en los corazones indiferentes de muchos de nuestra sociedad.

No dejemos que nos sigan viendo en el mundo como indiferentes, sino como convencidos de una solidaridad conjunta, porque somos cristianos profesando y viviendo un Evangelio que Jesús nos regalo como primicia de lo que viviremos en la casa del Padre.

(*) Rev. Mario Cárdenas.
Director Pastoral Social Diócesis Málaga Soatá.
MBA Universidad of Phoenix USA. 

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